Maio

Maio tiene una superficie de 269 km2 y su cota máxima es de 436 m (Monte Penoso), lo que se corresponde con una geomorfología muy llana, bastante similar a la de las islas de Sal y Boavista, en la que dominan los amplios llanos terroso-pedregosos, los campos dunares y las playas arenosas. Al ser una de las islas más antiguas del archipiélago y no haber ocurrido eventos volcánicos recientes, la erosión ha producido un paisaje descarnado y con pocas elevaciones notables. En este sentido, aparte del ya citado Monte Penoso destacan otras montañas como el Monte Forte (312 m) y el Monte Batalha (294 m). Por otro lado, existen algunas depresiones salinas situadas tras el litoral, sobre todo las de Vila do Maio – Morro, en el sur de la isla, y Terras Salgadas, al norte, que se inundan de forma periódica con el agua del mar. En cuanto al clima local, el hecho de ser una isla rasa y estar situada más cerca del continente africano, hace que las temperaturas medias sean sensiblemente más altas que las de las islas montañosas, que se vea afectada con frecuencia por la denominada “bruma seca” o “Harmattan” (invasiones de polvo sahariano), y que las lluvias sean escasas, con una precipitación media anual de unos 370 mm.

La población la isla es de unos 7.000 habitantes (censo de 2010), y su economía se ha basado tradicionalmente en el aprovechamiento de la sal y de otras actividades complementarias como la pesca, la agricultura (actualmente muy poco desarrollada) y la ganadería, sobre todo la caprina. Las salinas, localizadas junto a Vila do Maio -la capital-, fueron objeto de una explotación intensiva durante en el siglo XIX, aunque ya en el XVIII la actividad comenzó a tener una importancia creciente la economía local. Estas salinas se encuentran en una amplia depresión natural que se inunda con las mareas. Otras actividades importantes en el pasado fueron fue la producción de cal y la explotación de arcillas para la elaboración de objetos de cerámica. En tiempos más recientes se produce carbón vegetal, pues Maio cuenta con la más extensa plantación de acacias del archipiélago, por lo que a menudo es llamada la “reserva florestal de Cabo Verde”. En las últimas dos décadas la actividad turística ha ido en aumento, con la creación de nuevas infraestructuras en la capital, así como en Morro y Ponta Preta. Sin embargo, en el período 2000-2010 la población de Maio apenas creció, manteniéndose estable en comparación a la de Boavista, que fue duplicada en dicho lapso temporal. El nivel de desarrollo turístico de Maio aún no es comparable al de Sal o Boavista.

El nombre de la isla se debe a su descubrimiento en el mes de mayo de 1460, por parte de Diogo Gomes y del genovés Antonio da Noli, ambos al servicio de la corona portuguesa. Uno de los aspectos más dramáticos de su historia lo constituyen las distintas crisis alimentarias que han afectado a esta isla en concreto y al resto del archipiélago, en general, que provocaron una alta tasa de mortalidad y obligaron a buena parte de la población a emigrar a otras tierras con mayores oportunidades.

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